miércoles, 7 de septiembre de 2011

Quinto Septimio Florente Tertuliano,

* "Mientras más verdaderos son estos testimonios del alma tanto más sim-
ples son; cuatro más simples tanto más vulgares; cuanto más vulgares tanto
más comunes; cuanto más comunes tanto más naturales; cuanto más naturales
tanto más divinos. Creo que a nadie podrán parecerle frivolos y superficiales
si contemplamos la majestad de la naturaleza de la que proviene la autoridad
del alma. Lo que se concede a la maestra, ha de reconocerse a la discípula: la
naturaleza es la maestra, el alma la discípula. Lo que aquélla enseñó o ésta
aprendió les fue dado por Dios, que es el maestro de la maestra misma, y lo
que el alma recibe de su maestro supremo puedes juzgarlo en ti mismo por tu
propia alma: siente a la que te hace sentir, considérala como la vidente que
te señala los acontecimientos del futuro, la que interpreta los signos y te
protege en los resultados. ¡Qué maravilloso sería si aquella que Dios ha dado
a los hombres pudiera predecir! Más maravilloso es que reconozca por quién
ha sido dada." (Migue, Patr. lat„ t. I, col. 615 ff)

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